martes, 1 de junio de 2010

Capítulo 15-16

Luego del episodio sucedido en el entierro de Crisónomo, me dispuse a seguir a Marcela, ya que todavía tenía la curiosidad de saber más de ella. Por eso la seguí hasta cuando estaba a punto de anochecer cuando decidí acampar en un pequeño claro que encontramos. Al rato noté unas yeguas, por lo que le dije a Sancho que debíamos capturarlas. Cuando no arrimamos, los dueños de las yeguas los cuales eran como 20, ya que eran muchas. Intentamos huir por un rato, ya que era lo único que nos quedaba, pero aún así no fue suficiente. Los dueños nos terminaron apaleando y dejando mal heridos. Decidimos viajar un poco más porque en esta estado teníamos que dormir en un buen lugar para recuperarnos. En el camino le hice saber a Sancho que pensaba que era un cobarde por no haber peleado. Él me dijo porqué no había peleado, lo cual me sorprendió por su ignorancia, es obvio que un caballero solo pelea con caballeros. Sancho ante esto me respondió que él era un hombre pacífico el cuál no peleaba al menos que no fuera necesario. Para el colmo, al encontrarnos nuevamente con un castillo Sancho volvió a insistir en que era una venta y no un castillo. ¡Qué pena con Sancho!
Al entrar al castillo nos atendió la hija del rey y una criada. Ellas nos llevaron a una habitación donde nos arreglaron las camas, las cuales eran demasiado cómodas como para ser cierto. Qué lástima que Sancho no se tranquilizara ya que aseguraba que prefería dormir en el piso que en estas camas. En nuestra habitación había un noble caballero conocido como el Harriero, el cual iba a verse con la princesa del castillo más tarde. En la noche me desperté y me encontré a una hermosa señora en la habitación. Seguro era la princesa la cual se iba a ver con el Harriero. El Harriero estaba dormido por lo que empecé a decirle lo bella que era. El Harriero al despertarse malentendió lo que estaba haciendo y me empezó a golpear en la espalda. Me pegó tan duro que la hermosa cama se rompió. De repente la criada irrumpió en el cuarto escondiéndose en la cama de Sancho, el cual le empezó a pegar. Cuando llegó el Rey al darse cuenta de lo que estaba haciendo Sancho le empezó a pegar junto con el Harriero. El cuadrillero que estaba al lado se despertó y advirtió a todos en el cuarto lo herido que estaba. Todos se fueron dejándome junto con Sancho y el cuadrillero en el cuarto. Nuevamente Sancho y yo teníamos que ser atendidos.

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