jueves, 3 de junio de 2010

Capítulo 17

Una vez que encontramos tranquilidad en ese castillo en el cual nada se podía hacer, le pregunté a Sancho como estaba. Como buen caballero tengo que proteger a mi escudero. Lo que me sorprendió en esta velada fue la solidaridad mostrada por Sancho ya que se preocupó por mí. Luego como buen caballero me tengo que mostrar rudo ante los que me rodean. Por esa razón me dirigí hacia el cuadrillero de manera tosca cuando le mostraba mi gratitud. Lamentablemente me tiró un candil aunque creo que me entendió. Cómo ya no tenía quién me curara le pedí a Sancho los ingredientes para hacer una vieja poción que me curaría todos mis problemas, la cual había leído en los muchos libros de caballería que leí. Me tomé la poción y tuve que sufrir sus terribles efectos como el vómito y el malestar estomacal. Me dormí lo más pronto posible y al día siguiente me desperté de maravillas. Asombrado por lo sucedido, aunque era obvio que mi recuperación iba a suceder, Sancho probó la medicina. Tuvo los mismos efectos que yo tuve pero con el tiempo no tuvo ningún cambió beneficioso. Esto era fácil de explicar ya que él no era caballero. Luego a la hora de partir el rey me cuestionó de una manera muy particular. Me preguntó por la paga. Le dije que era caballero y que los caballeros no pagan en los castillos. Dicho esto le preguntaron a Sancho por la paga y el dijo que los escuderos tampoco pagaban. Por esto unas personas del lugar comenzaron a golpearle por no pagar, algo injusto ya que él venía conmigo. Luego de todo le tiraron agua fría. Lo peor de todo fue que los bandidos se quedaron las alforjas de nosotros.

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