miércoles, 9 de junio de 2010

Capítulo 20

Luego de comer colocamos lo que nos quedaba en Rocinante. Haciéndose esto partimos hacia nos guiara el instinto, ya que era de noche la neblina que cae un manto sobre el camino nos dificultó la visibilidad. Más adelante cuando nos acercábamos a la colina escuchamos unos ruidos al otro lado de la colina. Sancho parecía asustado por lo que escuchaba, por lo que tome la decisión de hacer lo que se supone que tenía que hacer solo. Le expliqué a Sancho que esos ruidos me indicaban que yo tenía que ir al otro lado de la colina y resucitar a la tabla redonda, los 12 de Francia y los 9 de la fama. Le dijo a Sancho que me esperara por 3 días. Si no volvía él tenía que decirle a mi dulce Dulcinea y a todos que había muerto luchando en la oscuridad. Sancho se puso a llorar cuando de repente Rocinante dejó de andar. Era obvio que estaba cansado y tuve que esperar al día siguiente. Durante la noche Sancho quiso entretenerme contándome una historia de algún cabrero; lástima que no pudo terminar por el ruido porque parecía una gran historia. Al día siguiente en el amanecer cuando fui hacer lo que tenía que hacer vi que el ruido no era lo que pensaba. El ruido venía de una casa mal hecha. Lo peor de todo es que cuando volví con Sancho él se estaba riendo de la situación. Esto hizo que me saliera de mis canales y comenzáramos a discutir, algo que ya parece algo habitual entre nosotros.

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