martes, 8 de junio de 2010

Capítulo 18

Durante el camino Sancho se mostró igual de perdido como siempre ya que decía que la venta no estaba encantada, cuando era obvio que el castillo estaba encantado. Más tarde cuando nos acercábamos a unas colinas, pudimos ver que encima de las colinas se alzaban dos trazos de humo de direcciones opuestas. Era obvio que con toda esta información se estaba llevando a cabo una famosa guerra de la cual había leído que estaba a punto de suceder. Sabiendo que Sancho era algo ignorante le empecé a contar sobre la guerra, sus motivos y sus famosos personajes. Deleitado por la historia decidió que deberíamos subir la colina para ver la batalla. Al llegar Sancho me dijo otra de sus locuras. Dijo que las humaredas provenían de unos rebaños de ovejas y no de ejércitos. Enfurecido por esto fui a buscar entre la batalla alguna prueba de esta que Sancho no me pudiera negar. Al llegar me atacaron sorpresivamente por lo que me dejaron herido. Al llegar de regreso con Sancho le pregunté que si había perdido alguna muela, al enseñarle se vomito. A pesar del cansancio y de la mala suerte nos vimos obligados a seguir nuestro camino ya que no teníamos las alforjas con comida y necesitaba que me revisaran para estar más seguro respecto a mi lesión.

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