jueves, 10 de junio de 2010

Capítulo 21

Luego de mi última discusión con Sancho, andando por el camino, me pareció ver a la distancia el famoso Yelmo de Mambrino. Sancho intrigado e ignorante como siempre me preguntó por el yelmo. Le conté que el Yelmo de Mambrino es un yelmo que lo lleva un gran caballero. Le dije que yo me sentía digno del yelmo y que debería ir a conseguirlo. Sancho me cuestionó ya que dice que otras veces me equivocado. ¡Qué pena con Sancho! Aún así me lancé por el yelmo. Al abalanzarme contra el hombre supe que había hecho un gravísimo error. Cuando me levanté vi que había empujado a un pobre hombre y que el yelmo no era el Yelmo de Mambrino. Me disculpé con el hombre y cuando Sancho y yo retomamos el camino Sancho me dijo que no era un yelmo sino una bacía de azófar que usan los barberos. Luego hable con Sancho de nuestro futuro. Le comenté a Sancho que cuando me convirtiera en un caballero conocido me iba a casar con la hija de un rey y que el rey al morir y al heredarme el reino iba hacer que Sancho se casara con una gran doncella. Claro esto tenía algo de mentira porque jamás abandonaré a Dulcinea del Toboso. Aún así logré lo que quería que era que Sancho y yo nos compremetiéramos a trabajar duro para conseguir esa fama y ocupar los puestos deseados como ser rey y un gran noble.

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