jueves, 22 de abril de 2010

Capítulo 2-3

El día con el cuál todo empezó, salí de mi casa cuando el sol apenas se asomaba por el horizonte. Con este hecho empezaba a cumplir mi sueño de ser caballero. Marchaba tranquilo con mi fiel corcel Rocinante, cuando me acordé que ni siquiera había sido nombrado caballero. Esto me intrigo bastante, ya que no podía creer que se me haya olvidado que no había sido nombrado. Por eso, apresuré el paso en busca de un castillo en el cual pudiera ser nombrado. Para el atardecer me encontré en la entrada de un hermoso castillo. En la entrada estaban dos preciosas doncellas las cuáles se reían curiosamente sobre mis preguntas, parecía que mis preguntas eran absurdas para ellas. Al final no importó ya que entré al castillo y me trataban como si fuera un rey; hasta el rey del castillo me servía como de sirviente. Todos eran muy atentos conmigo y se lamentaron profundamente de no complacerme el deseo de velar mis armas en la capilla ya que no estaba terminada. Por eso me llevaron a un cuarto de armas el cuál olía muy raro. Todo marchaba bien cuando de repente me pareció escuchar dos bandidos. ¡Los muy canallas estaban tratando robar mis armas! Por eso tuve que recurrir a la pelea. Sentía que iba ganando cuando de repente me desperté y el rey estaba castigando a los bandidos. El rey muy apenado me solicitó permiso para que me pudiera nombrar caballero. Era el algo temprano para eso pero estaba a punto de amanecer entonces accedí al nombramiento. El rey me nombró con dos toques de la espada en los hombros. Las doncellas se mostraron asombradas algo que me intrigó ya que antes parecían burlarse de mí. Inclusive ofrecieron servirme de por vida. Las nombré por Doñas y me fui al amanecer en busca de aventuras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario